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Trajes de Baño

¿Puede el creyente usar trajes de baño?

En la actualidad el tema ha llegado a dos extremos realmente preocupantes, pues, cada uno es un medio de mostrar las obras de la carne. Las restricciones son legalistas, y la omisión de reglas caen en el libertinaje.

Pero es urgente entender que el cuerpo no puede ser exhibido más allá de lo aceptable. Brazos y piernas no tiene en sí nada prohibido; tanto varones como mujeres pueden usar ropa donde ambas extremidades son expuestas; sin embargo, hay partes del cuerpo que no deben ser exhibidas; todo tiene un límite.

Los trajes de baño diminutos no son trajes cristianos; aunque son populares y muy aceptados por el cristianismo. Lo conveniente es el uso de ropa adecuada en cada momento. Curiosamente, quienes usan trajes de baño diminutos, comienzan a usar ropas muy ajustadas y cortas para el día a día, e incluso para ir al Templo del Señor. Todo tiene un lugar, y el creyente debe aprender precisamente esto.

La forma de vestir de un creyente debe estar de acuerdo a la Escritura. Dios menciona tres principios básicos para la forma de vestir de un creyente: honestidad, pudor y modestia (1ª Tim. 2:9). Estas tres palabras son la base de todo el estilo de vida del creyente. En sí la prenda no es importante cuando un creyente tiene claro el sentido de estos tres principios:

  1. Honestidad. Esta palabra significa «honestamente», con el decoro apropiado. No es una vestimenta al azar. Debe haber cuidado al seleccionarla.
  2. Pudor. Con reverencia a Dios, con cohibición hacia lo que se pudiera mostrar demás. Es la parte moral que evita exhibir las partes que son «menos pudorosas» o que son privadas y que deben permanecer en secreto.
  3. Modestia. Con cordura, con dominio propio, no dejando que la exageración y la extravagancia dominen el atuendo.
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