¿Tomaba Jesús vino fermentado?
3.¿Tomaba Jesús vino fermentado?
“Vino el Hijo del Hombre, que come y bebe, y dicen: He aquí un hombre comilón, y bebedor de vino, amigo de publicanos y de pecadores. Pero la sabiduría es justificada por sus hijos”. Mateo 11:9
Para responder, veamos primero el uso de la palabra “vino” en la Biblia. En español la palabra “vino” se usa para:
- El verbo “venir” o “ser”.
- El jugo de la vid recién exprimida.
- El jugo de la vid fermentado.
- Cualquiera bebida alcohólica.
Aunque en el español la palabra “vino” equivale a todo esto, el común denominador es que siempre que se piense en la palabra “vino”, se esté pensando en una bebida alcohólica. De allí que la mayoría de personas que leen la Biblia, lleguen a pensar que Jesucristo bebía el vino fermentado. Veremos que esto no es correcto. De hecho, se indica que el cristiano no debe consumir vino en ninguna de sus formas. Aunque existe el uso adecuado del alcohol, ya sea en algún tipo de medicamento o en algún tipo de comida cocida, donde el alcohol es evaporado completamente, la recomendación de la Escritura es evitarlo en todo sentido cuando está en su forma fermentada.
A)La etimología de las palabras
La palabra “vino” procede de la palabra “vid”, y hace referencia al jugo de las uvas. Con el pasar del tiempo, el jugo fermentado llegó a suplantar al jugo corriente, y el término “vino” llegó a significar “bebida embriagante”. Pero en todo caso, la etimología sencilla de la palabra significa, en primera instancia, “jugo de uva”.
La palabra griega para “vino” es “οἰ̂νος” [oínos], y es el término general para el vino. Pero la mención de la rotura de los odres de cuero en Mateo 9:17; Marcos 2:22 y Lucas 5:37, implica dos tipos de “vino”: el vino “nuevo”, sin fermentar, y el vino “añejo”, con fermentación. La idea del texto es que el Espíritu Santo es como el “buen vino”, el jugo fresco de la uva. Aquí tenemos la etimología del uso de la palabra en griego: para jugo y para jugo fermentado.
B)La enseñanza sobre Cristo
Aunque algunos pretenden, con sus razonamientos, decir que Jesucristo bebió “vino fermentado”, la Escritura les contradice muy directamente:
- Los sacerdotes no podían beber vino fermentado nunca en su vida, porque eran santos (Lev. 10:9).
- Al vino fermentado se le llama “cosa inmunda” (Jue. 13:4).
- Una persona nazarea no podía beber nada fermentado sin perder su santidad (Jue. 13:7).
- Se consideraba un error grave que los gobernantes bebieran licores (Prov. 31:4).
- Juan el Bautista, el que inicia el Evangelio, no bebió nada alcohólico, porque estaba lleno del Espíritu Santo (Luc. 1:15).
- Jesús, cuando hizo el vino en la Cena de Bodas, de Juan 2, lo que hizo fue “el mejor vino”, el que se da primero.
- Esa referencia histórica indica que lo que hizo Jesús fue vino de uva fresco. Se le llamaba “el buen vino”, porque era muy difícil y costoso encontrar jugo de uva sin fermentar, porque requería que fuera pisado y procesado para ser consumido inmediatamente. Esto confirma que Jesús no hizo vino fermentado, sino jugo de uvas.
- La frase, “cuando ya han bebido mucho” (v. 2), se refiere a que el jugo de uva se usaba como inicial, y luego se daba el “inferior”, que era un vino fermentado mezclado con agua.
- También indica que no había borrachera; sino que tomaban un vino fermentado con agua: dos partes de vino con tres de agua. El buen vino hacía acostumbrar el paladar, y así el mal vino, con su cambio de sabor, era más tolerado por la gente.
- Además, Jesús no hubiera empezado bien un ministerio de salvación dando bebidas embriagantes a las personas, cuando en la Biblia se indica que son malas (Prv. 20:1).
- En Mateo 11:18-19 se dice que Jesús era “bebedor de vino”. No dice que era “borracho”, sino que era un bebedor de vino, porque “estaba con los publicanos y pecadores”. Por ahora, lo que debemos preguntar no es el acto de compartir con los pecadores, sino el tipo de vino que tomaba el Señor.
- Por la forma de la crítica, sabemos que no era cierto que Jesús fuera un “bebedor de vino” en el sentido actual de la palabra. Los cristianos llaman “bebedor social” o equilibrado cuando quieren justificar al borracho de la iglesia; pero en aquella época no era así.
- La frase muy probablemente se refiere a que Jesús era considerado bebedor por reunirse con los pecadores que se dedicaban a beber vino, pero nótese, que esos pecadores no se les llama “borrachos”.
- Además, viendo que la crítica a Juan se da por ser un personaje que no consumía vino ni comidas cotidianas, porque Juan solo comía miel de abejas y langostas, se le consideraba como una persona loca, con un demonio (v. 18). Esta ofensa a Juan nos hace ver que la percepción de los fariseos era distorsionada a Juan y llena de mentira; del mismo modo, la afirmación de que Jesús era “bebedor de vino” era una mentira que decían para desprestigiar al Señor; incluso le llamaron “amigo” de publicanos y pecadores, cuando al leer el trato de Jesús con estas personas distaba mucho de una amistad; Él los reprendía y llamaba a santidad, pero los fariseos decían que era igual a ellos.
- Así, este pasaje no refleja algo que hacía Jesús, sino algo que decían con mentiras acerca de Él. Por eso Él dijo: “La sabiduría es justificada por sus hijos”, quienes saben la verdad y no hacen caso de las mentiras (Lc. 7:35).
- Otro aspecto, es que en la Cena del Señor, Jesús fue muy claro que el “vino” que se tomaba era “jugo fresco de la vid”. En la institución de la Cena del Señor se dice “fruto de la vid”, y no “vino”, porque el Señor dejaba en claro que era “jugo fresco de uvas”, sin fermentar (Mateo 26:29 ; Mr. 14:25; Lc. 22:18). En estos versículos, Él afirma que la Cena del Señor sería celebrada luego por Él hasta que viniera el Reino, y allí lo celebraría con su iglesia tomando “vino nuevo”, no fermentado.
- Cuando leemos a Pablo en 1ª Corintios 11:23-26, entendemos que es “jugo de uva nuevo” que se debe tomar, con pan sin levadura. Así como no podemos comer pan con levadura, tampoco debemos tomar vino fermentado. Tanto la levadura como el fermento del vino simbolizan la corrupción del pecado (), del Jesús es completamente libre.
C)El vino en comidas y medicinas
Pablo menciona a Timoteo que tome un poco de vino por sus frecuentes enfermedades (1ª Timoteo 5:23). Pero esta recomendación va en dirección a un uso medicinal. Debido al agua contaminada que llegaba a las ciudades, el vino era mejor para evitar el dolor estomacal, la gastritis y los problemas gástricos en general. Además, el vino de la Biblia se fermentaba por estar guardado, porque nunca era destilado. Mientras que un vino moderno, destilado, contiene hasta 50% de alcohol, el vino más embriagante de la época bíblica apenas llegaba a 5% de este. La diferencia es realmente abismal. Y a más de eso, el alcohol era mezclado con tres partes de agua, reduciendo su efecto embriagante. No obstante, en casos medicinales, el alcohol ha resultado de buen uso dentro de la farmacología, y ha beneficiado, sin dañar, a las personas con alguna dolencia. Algunos jarabes usan el alcohol como parte de su componente activo, con fines meramente terapéuticos y medicinales, no produciendo los efectos nocivos del alcohol por fermento o destilación.
Pero al considerar a Pablo como un seguidor fiel de Jesús, es claro que el vino que recomienda “no mucho vino” a los diáconos en 1ª Timoteo 3:8, es el mezclado con agua. No está indicando en ninguna manera que los diáconos podían beber vino alcoholizado. El término griego “inos” (οἰ̂νος), es el término general para el vino, y cuando se ve el uso en relación a la rotura de los odres de cuero (Mat. 9:17; Mar. 2:22; Luc. 5:37), implica fermentación (véase también Efe. 5:18; cf. Jn. 2:10; 1ª Tim. 3:8; Tit. 2:3). Pablo habla de vino fermentado del jugo de uvas mezclado con agua, reduciendo absolutamente su efecto embriagante; porque de no ser así estaría contradiciendo su instrucción de no contaminar el cuerpo (1ª Cor. 6:19; 10:31), y se opondría a la enseñanza general de la Biblia en cuanto a las bebidas embriagantes (Prv. 20:1; 23:29-32; Jn. 2:9). Pablo está permitiendo el uso controlado del vino común, porque si estuviera hablando de jugo de uvas no necesitaría haber advertido a los diáconos contra beber “mucho”, ni prohibirlo totalmente a los obispos (o pastores). No hay duda de que el pasaje habla con claridad de que la única manera de usar el licor es para medicamentos. Ver com. Det. 14:26; cf. 1ª Tim. 5:23.
Así, podemos concluir que la enseñanza sobre el ejemplo de Jesucristo es que los pastores no pueden beber vino fermentado de ninguna manera, ni ninguna bebida alcohólica. Son muchos los textos que prohíben el uso de bebidas alcohólicas para aquellos que aman y sirven a Dios (Lev. 10:9; Núm. 6:3; Jue. 13:4; Pro. 20:1; 31:4; Isa. 28:7; Luc. 1:15). No obstante, siempre habrá quien busque en todas maneras justificar el hacer lo que Dios dice que no debemos hacer (cf. 1ª Cor. 11:16).
En cuanto a la utilización del vino en comidas, podría ser aplicable el mismo sentido del uso del licor para medicamentos.