< Todos los temas
Imprimir

Atormentado por demonios

¿Puede un creyente verdadero ser atemorizado por demonios?

Muchas personas se preguntarán sobre la posibilidad de tener experiencias con espíritus. El colectivo cree en duendes, fantasmas y espíritus. ¿Es posible que un creyente pueda tener experiencias negativas con ellos?

La respuesta es “sí”. Veamos lo que dice la Escritura al respecto.

A)Los espíritus no pueden poseer al creyente

Antes de explicar la influencia o manifestación de espíritus en creyentes, debemos dejar claro que un salvo no puede ser poseído por un espíritu inmundo. Aunque muchos afirman que sí, y que sus experiencias en otros países lo confirman, nosotros vamos siempre a la Escritura para saber si estas cosas son así.

Bíblicamente, el solo hecho de resistir al diablo hace que éste huya (Stg. 4:7). Asimismo, ante la expresión paulina de la armadura de Dios, nunca se dice que el creyente puede ser poseído, sino que la armadura es un medio para no experimentar la derrota espiritual ante el ataque del diablo (Efesios 6:11, 13). En la Escritura no se demuestra en ninguna parte que un seguidor de Cristo fuera poseído por demonios.

La confusión de algunos se da por causa del concepto de “cristiano”. Muchos creen que en los campos misioneros católicos, adventistas u otras religiones cristianas, que están en abierta oposición a las religiones locales, son salvos. Es común ver personas hablar de la persecución y pedir oración por “testigos fieles”, sin especificar la doctrina de esos “testigos”. Muchos de ellos son de sectas o son católicos romanos. Sufrir en un país reprimido no siempre es a causa del Evangelio, y soportarlo no siempre es por el poder del Espíritu Santo.

B)Los creyentes pueden enfrentar posesiones

El texto bíblico asegura en muchas ocasiones que los creyentes en Jesucristo tuvieron que enfrentar a personas poseídas. No que ellos lo fueran, sino a otros que no eran salvos.

Jesús enfrentó a muchos endemoniados durante su ministerio terrenal, y lo hizo asimismo el apóstol Pablo. Muchos de los demonios se caracterizaban por producir ciertos caracteres en las personas, como sordera, convulsiones, esquizofrenia, problemas gástricos, pérdida de la razón, etc. Y aunque muchas de esas manifestaciones eran simples enfermedades de la época, en otras eran causadas por la presencia demoníaca.

Pablo presenció y reprendió a un espíritu de adivinación (Hech. 16:16-19). En este caso, es interesante notar que la muchacha era una esclava poseída por un espíritu. Aunque decía la verdad, era claramente una posesión demoníaca. Pero esa posesión era exclusiva de la muchacha, y no de los dueños de ella. Esto nos dice que en un hogar impío no todos son poseídos, y las posesiones se limitas a ciertos individuos específicos. Asimismo nos enseña que la posesión demoníaca se da incluso en personas con vidas complicadas y tristes, porque esta jovencita era una esclava, y era explotada por sus amos para ganar dinero. Pablo la libertó en el nombre de Jesucristo, lo que demostró que los amos sabían que era un espíritu inmundo (v. 19), pero lo aceptaban plenamente por amor al dinero.

El término griego “adivinación”, es “Πύθων” [pitón], que era en la mitología griega el nombre de la serpiente o dragón pitiano, que moraba en Pytho, al pie del monte Parnaso, guardando el oráculo de Delfos, y que fue muerta por Apolo. Más tarde la palabra se aplicó a los adivinos o magos, considerados como inspirados por Apolo. Ya que los demonios son los agentes que inspiran la idolatría (1ª Cor. 10:20), la joven en Hch. 16:16 estaba poseída por un demonio que instigaba el culto a Apolo, y que por ello tenía “espíritu de adivinación”. Esto nos indica que las personas extremadamente idolátricas, tienen posesión o una influencia demoníaca severa, y de allí su odio y descontrol de sus emociones ante la verdad del Evangelio de Jesucristo.

C)Las drogas y la posesión demoníaca

Las posesiones demoníacas se dan por el uso de sustancias adictivas. En Gálatas 5:20 se menciona la idolatría y las “hechicerías”. El término “hechicería” viene del griego “farmakía” (φαρμακία, de donde viene el término castellano, farmacia, fármaco), y significaba principalmente en la utilización de medicinas, fármacos, encantamientos por medio de hierbas. Debido a las intoxicaciones ocurridas, llegó a significar “envenenamiento”; y luego, en relación a la brujería por medio de posiones, hechicerías, y es mencionada como una de las obras de la carne. cf. Rev. 9:21; 18:23. En la Biblia griega, se utilizó “φαρμακία” en Exo. 7:11, 22; 8:7, 18; Isa. 47:9, 12, para traducir la palabra hebrea “כָּשַׁף [kâshaph]”, encantador o adivino.

En la hechicería, la utilización de drogas, tanto si eran sencillas como si eran potentes, iba generalmente acompañada de encantamientos e invocaciones a poderes ocultos, de la aplicación de diversos amuletos, etc., todo ello con la pretensión de proteger al paciente de la atención y del poder de los demonios, pero en realidad para impresionar al paciente con los misteriosos recursos y poderes del hechicero.

Se sabe que las personas que son adictas a los psicotrópicos y estupefacientes, comienzan “alucinando” y hablando con personajes “ficticios”; y muchos de ellos, sino la mayoría, son movidos al perversión sexual, el abuso a otras personas, a la pérdida de la razón y a la doble personalidad. Aunque médicamente se busca una respuesta a estos comportamientos, y pueden ser retenidos o eliminados mediante otras drogas, la mayoría de los adictos que no creen en Cristo, siguen influenciados por voces, manifestaciones o inclinaciones perversas que no pueden controlar. La Escritura le llama a eso “posesión demoníaca”.

D)La inmoralidad sexual y los demonios

Aunque los pecados sexuales son responsabilidades de quienes los cometen, y en muchas circunstancias, son decisiones propias y voluntarias de los que las cometen, en algunas ocasiones la perversión es producto de la posesión demoníaca. En Jeremías 23:13-14 se dice que Jerusalén era como Sodoma, y que Samaria sacrificaba a Baal. Aquí combina la idolatría con la inmoralidad sexual. Al parecer, la influencia demoníaca por medio de la idolatría los condujo a una posesión demoníaca que los llevó a ser malvados en muchas áreas de la vida.

E)Los demonios y el cristiano

Bíblicamente hablando, el creyente no debe salir en busca de demonios. Los caza fantasmas evangélicos solo hacen lo que hacen los paganos. La búsqueda y reprensión del diablo en las iglesias, es una variante de la convocación de espíritus paganos. Por eso, en las iglesias que provocan y reprenden a los demonios, experimentan manifestaciones demoníacas evidentes.

Los demonios rara vez se manifiestan en las iglesias que adoran solamente a Cristo. Por eso, Pablo advierte del cuidado de estar en congregaciones que hablan en lenguas, porque muchas están blasfemando a Jesucristo (1ª Cor. 12:3). El hablar en lenguas es una manifestación de las sectas que tienen contacto con espíritus, como los mormones, adventistas y pentecostales. Como hijos de Dios debemos cuidarnos de participar de ese tipo de manifestaciones.

Además, encontramos a muchas personas poseídas e influenciadas en el diario andar, y debemos orar mucho para que el Señor intervenga en esto.

Cuando un creyente evangeliza a adictos, debe orar y ayunar personalmente para que el Señor expulse esos demonios y el Evangelio pueda llegar a sus corazones (Mat. 17:21; Mrc. 9:29). Cuando el Señor enfrentó al jovencito endemoniado en Mateo 17:14-21, el padre dijo que estaba “lunático”, un término que se refería a las convulsiones que ocurrían con los cambios lunares. En algunos casos se sabe que la epilepsia se ve influenciada por estos cambios de la Luna. Actualmente, “lunático” se usa en el sentido de “loco”. Pero en el texto, parece indicar que el padre creía que estaba enfermo de un evento ´que se miraba en algunas personas en esa época. Los discípulos no pudieron expulsar al demonio porque querían “sanarlo” (v. 16), pero Jesús reprendió al espíritu, y este salió. Jesús supo que no era una enfermedad de epilepsia porque el jovencito, cuando sufría las convulsiones, era motivado a lanzarse al fuego y al agua, un acto consiente y controlado. Los cristianos entendemos que hay una posesión cuando una persona se sale de lo que es normal en una enfermedad, y pasa a ser evidente acciones o motivaciones que demuestran una entidad extra en la persona.

No debemos ver en todo a los demonios, pero tampoco debemos considerar que todo es una enfermedad. La posesión no solo se manifiesta con personas que son controlados por espíritus, y cambian su voz o declaran ser poseídos. Muchas posesiones son solo manifestaciones parecidas a enfermedades, o bien, son inclinaciones perversas no controladas por el individuo.

Tabla de contenidos