Mujeres Predicadoras
¿Puede una mujer ser “predicadora” o pastora?
La respuesta es clara en el Nuevo Testamento, y nos es propio entenderlo de la forma más simple posible. Para responder a esto, veamos algunos principios que tienen que ver con el cargo de la predicación. “Predicar” significa “hablar en lugar de”, y se refiere a un mensaje que comunica un mensaje. No tiene un puesto ni es un privilegio, es un cargo delegado bajo pena de castigo si el mensaje es dado incorrectamente.
A)El principio creacional
Desde la perspectiva divina, el primer ser humano creado fue un varón, y no fue una mujer. La mujer es creada a partir de la costilla de Adán (Gn. 2:21-22).
Cuando el hombre es creado, es a él a quien le da el mandamiento acerca del árbol del conocimiento del bien y del mal, no es a la mujer (Gn. 2:16-17). Por deducción obvia, la mujer aprende el mandamiento de el hombre. En esta Escritura encontramos que es el varón el responsable desde la creación en recibir el mandamiento y en trasmitirlo. No tiene que ver con capacidades o dignidad, tiene que ver solamente con responsabilidad. Dios no le dio a la mujer la responsabilidad o autoridad para recibir y transmitir mandamientos cuando la creó. Esto cambia más adelante, porque el mandamiento es dado a Adán, pero es extensible a Eva, quien debe enseñar esos mandamientos a sus hijos, pero eso no exime a Adán de ser el responsable de enseñar y transmitir la verdad.
B)El principio administrativo
Dios tiene principios, y estos no tienen que ver con las capacidades o virtudes de los individuos. Por ejemplo, aunque todos son capaces y aptos para entender y predicar la Escritura, Dios ha designado solamente a los pastores para doctrinar y guiar a su iglesia. Otro pueden hacerlo, pero no ejercen la misma autoridad que la de un pastor. ¿Es mejor el pastor? No, en nada; solamente se le ha designado una autoridad o función.
En un empleo hay jefes, no son mejores que los empleados, pero tienen autoridad. Incluso algunos no deberían ser jefes, pero la autoridad los capacita para que lo sean en sus deficiencias. Del mismo modo es el ministerio. No se puede ejercer aquello en lo cual no se ha recibido la autoridad para hacerlo.
El ejemplo bíblico de una mujer que fue profetiza y juez en Israel, es Débora (Jueces 4 y 5). Pero cuando leemos su historia, ella nunca dirigió a Israel, lo hacía Barac, y ella nunca dio órdenes que desautorizaran o minimizaran la responsabilidad real de Barac; era una profetiza, era una juez, pero no era una reina; no podía hacer aquello que Dios no le dijo que hiciera.
Del mismo modo, la Escritura es muy clara en que en el cargo espiritual del pueblo de Dios debía ser de varones, y varones adultos, no niños. Aunque existen las excepciones en el reinado en el AT, porque niños reinaron sobre Israel, solamente a los adultos Dios les hablaba e instruía. Cuando Israel puso mujeres y jóvenes como reyes y diputados, entonces el Señor inspiró al profeta a Escribir: “Los opresores de mi pueblo son muchachos, y mujeres se enseñorearon de él. Pueblo mío, los que te guían te engañan, y tuercen el curso de tus caminos” (Is. 3:12)
No es que Dios está diciendo que las mujeres no pueden o son incapaces; ya vimos que Débora era más valiente y tenaz que Barac; también hemos visto que en la Escritura varias mujeres fueron inspiradas por el Espíritu Santo para escribir parte de ella (como Proverbios 31). No es asunto de capacidades, sino de la delegación de autoridad.
C)El principio Nuevotestamentario
En el Nuevo Testamento no se dice nunca que una mujer pueda predicar; al contrario, es claro en que está eximida de esa responsabilidad. Muchos pasajes hablan de la mujer “guardando silencio” en la congregación, es decir, no ejerciendo autoridad sobre la congregación.
Veamos la enseñanza bíblica al respecto:
- La mujer tiene la capacidad de profetizar. La palabra “profetizar”, en griego, es “profeteo”, que significa, “hablar en lugar de”, y que refiere a los predicadores. En 1ª Corintios 11:2-16 se dice que las mujeres en Corinto “oraban y profetizaban”. Pero no se refiere precisamente al culto principal, puede ser en una clase o un evento especial. Porque más adelante, cuando se habla de la autoridad, la mujer debe “cubrirse la cabeza en señal de autoridad”. El velo significaba que la mujer estaba casada; la señal de autoridad es que ella tenía un marido que era la cabeza del hogar. Esta sujeción no le permitía orar sin cubrirse la cabeza, como ahora no conviene andar sin una evidencia de que estamos casados, como el anillo de bodas. Pero es tema para otra ocasión. Lo que vemos es que estos versículos van dirigidos a un matrimonio, por lo que las solteras quedarían fuera de la “señal de autoridad”. No obstante, las solteras estaban bajo la autoridad de sus padres (1ª Cor. 7:35:-37).
- La mujer no tiene la autoridad para predicar. Aunque la mujer podía “orar y profetizar”, no se le permitía hacer esto cuando “os reunís como iglesia”. En 1ª Corintios 11:17, cambia el lugar, porque Pablo es claro en referirse a la reunión de la iglesia, para hablar sobre la Cena del Señor. Este tema se extiende hasta el capítulo 14, donde Pablo da las instrucciones dentro del culto de la iglesia. Obsérvese que los capítulos 11 y 13, donde habla de dones y del amor, va dirigido a todos, tanto varones como mujeres; porque todos los creyentes tenemos dones y el amor de Dios en nuestro corazón. Pero el capítulo 14, al hablar del culto, específicamente de la predicación, explica que los varones pueden predicar “por turnos” (14:31), pero le dice a la mujer que “calle” (v. 34). Este mandamiento es en relación a lo que dice la Ley; es decir, al principio creacional de autoridad delegada. La mujer recibe dones de predicar, pero no tiene la delegación para hacerlo en una congregación. En aquella época la predicación la ejercían los varones, y ellas debían respetar esto. Si había alguna duda, debían preguntar a los maridos en casa, lo que significaba que debían comentar las cosas en casa, sin desautorizar al que predicaba en ese momento. Una mujer que desautoriza a un hombre que predica, es “causa de vergüenza” para ella (v. 35).
- La mujer no puede predicar porque fue engañada. En 1ª Timoteo 2:11-15, Pablo prohíbe enfáticamente que la mujer predique. Es muy claro que se prohíbe enseñar, usurpando la autoridad delegada. Nuevamente no tiene que ver con capacidades, sino con delegaciones. Aunque muchos reclaman que la mujer debería predicar, bíblicamente no es posible. Sería lo mismo que la mujer con tres doctorados, reclame que tiene que estar en la autoridad superior porque su jefe inmediato solamente tiene un doctorado. Aunque esto ha sucedido, las consecuencias no son gratas, porque una persona que no acepta servir, no sirve para dirigir. La dirección debe ser delegada por una autoridad en consonancia con los requisitos, y no debe ser un cargo adquirido por la imposición.
- La mujer no puede predicar o enseñar porque debe “tener hijos”. Aunque suena machista, la frase en 1ª Timoteo 2:15 es significativa para la mujer. De hecho, este pasaje es la clave para que las maestras de Escuela Dominical sean más mujeres que varones. En este pasaje no se dice que la mujer debe “concebir” hijos, que es el sentido correcto biológico de tener hijos; el texto dice “engendrar”, como el padre cuando engendra a sus hijos. La función de la mujer es llevar a muchos a la vida eterna, y debe hacerlo con esmero y dedicación. Todos los predicadores son hijos de una mujer, y la mayoría han sido educados por mujeres cristianas. Timoteo, el pastor designado por Pablo, era un gran ejemplo gracias a la influencia de dos mujeres, su madre y su abuela (2ª Tim. 1:5).
Como conclusión, la mujer puede predicar y enseñar donde no es la iglesia, y puede llevar el Evangelio y formar creyentes en discipulados. Pero no es designado para ella la responsabilidad de predicar cuando la iglesia está reunida, es decir, no puede predicar en un culto.
D)¿Puede una mujer ser pastor?
Aunque no es una respuesta complicada, la pregunta va relacionada con la anterior, sobre si la mujer puede ser “predicadora”. Y debido a su relación, es sencilla la respuesta.
Si la mujer no puede predicar en la congregación, ¿cómo podría ser pastor? Pero no solamente por este principio básico decimos que no puede ser pastora, sino porque no puede cumplir algunos requisitos bíblicos al respecto:
- Ser marido de una sola mujer. Entre los requisitos pastorales (1ª Tim. 3:2), se dice que el pastor debe estar casado una sola vez, no divorciado. Pero el texto es a la vez restrictivo hacia la mujeres, porque ellas no pueden ser “maridos de una sola mujer”, porque sería lesbianismo, un pecado no aceptado en las Escrituras.
- Predicar en la iglesia. Ya vimos que la mujer no debe predicar, porque no tiene esa autoridad delegada por Dios. Entonces, es imposible que pueda ser pastor.
La Biblia no autoriza a una mujer predicar o enseñar cuando la iglesia está reunida como iglesia; al contrario, advierte de que una mujer esté a cargo de una iglesia, porque los guiará a doctrinas falsas (Ap. 2:20). La dirección de la iglesia es obediencia al Señor aunque todo el mundo esté en contra; siempre que una mujer ejerce cargo pastoral en una iglesia, ésta termina siendo libertina en su culto y en algunas prácticas.
Es importante señalar que las funciones dentro de la iglesia no tienen que ver con su sexualidad, si es varón o mujer. Las funciones son designadas por Dios con el fin de que la humanidad pueda funcionar adecuadamente, ser feliz y desarrollarse completamente.
El tema del pastorado femenino ha tenido mucho que decir en los últimos años, y se han escrito grandes libros a favor o en contra; han surgido mujeres talentosas que han asumido cargos que tradicionalmente eran solamente representados en los varones. Y es bueno que la mujer aprenda, prospere y crezca; es bueno que participe activamente en todos los quehaceres humanos y pueda ser una participante clave en el desarrollo de la Humanidad. Pero cuando los roles entre el varón y la mujer son tergiversados, es imposible que no venga el caos. Y el pastorado no es la excepción.
En la Biblia se enseña y muestra que solamente los varones han ejercido cargos ministeriales espirituales dentro del pueblo de Dios, en cada una de las dispensaciones se puede reflejar esto. No se exime el papel de la mujer en relación a su ministerio, pero Dios ha especificado cómo debe ser practicado, dónde y bajo quién. Y eso no lo podemos cambiar. Nosotros creemos que la mujer no debe predicar “en los cultos públicos”, bajo los siguientes argumentos:
E)El Argumento Teológico
Quizá esta verdad aclare las dudas de casi cualquiera, pero sin embargo, es solamente la punta del iceberg. Cuando Dios creó a Adán y a Eva, le dio toda la responsabilidad de “sojuzgar” y “dominar” la tierra “al hombre” (Gen. 1:26). Esa responsabilidad no es solo del varón, es del hombre, un término bíblico que incluye, en el pasaje de Génesis 1, al varón y a la mujer. Dios creó al hombre a su imagen, y este resultó en varón y mujer (v. 27). Para Dios, un “hombre” se completa con la mujer, no solo con el varón. Con el pasar del tiempo, el término “hombre” comenzó a designar solamente al varón; pero en los primeros capítulos de la Biblia y otros más, siempre designa a ambos.
Pero quien peca es Adán, de forma adrede, y no Eva. La Biblia es clara en señalar que la responsabilidad de predicar y enseñar recae sobre el varón porque fue el varón quien pecó. Este es el argumento teológico para indicar que la mujer no debe predicar:
Se dice claramente que el pecado entró por el hombre Adán, no por su esposa Eva (Romanos 5:12-21). Debido a esto, es el varón el responsable directo de enmendar la causa.
La mujer fue “engañada”, ella no incurrió voluntariamente en el pecado (1ª Timoteo 2:13-15). Debido a esto, ella no tiene la autoridad de predicar y corregir, porque a ella no le ha sido designado (1ª Timoteo 2:11-12). No hablamos de capacidades, sino de autoridad. Es el mismo argumento en 1ª Corintios 14, donde se les prohíbe hablar en lenguas y profetizar en la iglesia (1ª Corintios 14:34-35).
Pero si se observa, la prohibición es dentro de un culto donde la iglesia se reúne. No pueden predicar cuando es un culto oficial de la iglesia.
F)El argumento moral
El otro argumento es moral. La Biblia nos da los requisitos de los pastores (obispos) en 1ª Timoteo 3. Un pastor debe tener estos requisitos en su vida para que la iglesia lo reconozca como pastor. Algunos requisitos son para desarrollar, porque equivalen al carácter y temperancia de una persona, tal como “decoroso”, “hospedador”, “no iracundo”, etc. Pero el segundo requisito es de carácter moral, y es imposible cumplirlo soltero, divorciado o no siendo varón: “marido de una sola mujer”. Este requisito no puede ser cumplido por varones divorciados o solteros, o por una mujer, porque equivale a la moral social dentro del cristianismo. ¿Cómo puede un divorciado decir que es casado “con una sola mujer”? ¿Y cómo dirá un soltero que es “casado con una sola mujer”? ¿Y cómo dirá una mujer que es “casada con una sola mujer”? En la Biblia no se promueve el divorcio, ni tampoco la soledad ministerial, y mucho menos el lesbianismo; el Señor está contra todo esto.
G)El Argumento de servicio
Debemos entender que el pastorado “no es un privilegio”, es una función dentro del cuerpo de Cristo. El pastor no es superior a ningún otro miembro, es solamente una oveja más con una responsabilidad diferente. Si vemos el pastorado como un privilegio, podemos considerar discriminatorio que unos pocos puedan ser pastores; pero al verlo como un servicio, entendemos la función.
Un pastor no solamente debe ser llamado por Dios, sino que debe ser reconocido por la iglesia y estar preparado intelectualmente para ello. Si Dios designó a ciertos varones a ser pastores, y no a todos, es comprensible que haya muchos que se autoproclaman pastores sin tener el llamado de Dios, terminando en engañadores. Del mismo modo, muchos se hacen pastores sin la preparación académica correspondiente. Jesús dedicó 3 años a formar a sus pastores; por lo menos un pastor debería durar ese equivalente en un Seminario formándose adecuadamente.
Cuando las mujeres o los jóvenes quieren asumir un servicio como un privilegio, entonces se produce el desorden dentro del cuerpo. El profeta Isaías dijo: “Los opresores de mi pueblo son muchachos, y mujeres se enseñorearon de él. Pueblo mío, los que te guían te engañan, y tuercen el curso de tus caminos” (Isaías 3:12). Las iglesias modernas están engañadas porque se desobedece el principio de funcionalidad dentro de las iglesias.
H)Entonces, ¿no puede hacer nada la mujer en la iglesia?
Bíblicamente, lo único que no puede hacer es predicar en los cultos principales, pero puede orar, ser maestra de Escuela Dominical, dirigir centros de estudio, adoctrinar a otros, dar discipulados, predicar en estudios de casas, etc. Obviamente que debe tener “señal de autoridad sobre su cabeza” (1ª Corintios 11:10), principalmente que sea casada y esté bajo la dirección pastoral.
En Gálatas 3:28 dice el Señor que no hay diferencias espirituales entre un varón y una mujer, pero eso no significa que el orden sea alterado. Dios no es un Dios de desorden, sino de orden. Sabemos que hay mujeres más aptas que muchos varones, pero eso no le da el derecho de romper el orden establecido por Dios. Dios nos llama a ser obedientes, y es un mandamiento a ambas personas.
Débora es un excelente caso. Ella fue una “jueza de Israel”, pero nunca usurpó el lugar del rey; nunca fue a la guerra, siempre eran los varones los que iban; ella aconsejaba y orientaba al rey, pero no desplazó al rey, a pesar de que tuvo la oportunidad. Barac era un cobarde, pero Débora era valiente; así que en lugar de desplazar al rey, Débora lo animaba a hacer su trabajo y a servir a Dios. Las mujeres que Dios ha dotado de capacidades superiores, deben ayudar en el ministerio, no oponerse a él.