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¿Insistimos demasiado en llamarnos «Bautistas»?

¿Por qué esa insistencia de usar el término “Bautista”?

¿Por qué el nombre “bautista” es tan importante para algunas iglesias? Varias razones se han dado a lo largo de la historia para el nombre “bautista”, razones que los detractores no han leído o no quieren aceptar. Algunos bautistas creen que su historia comienza en el año 1611, otros se identifican con los anabaptistas. Otros son calvinistas, y otros son liberales.

Esto se debe a que el término “bautista” no se refiere a una línea específicas de iglesias, como es el caso de las muchas iglesias evangélicas generales: iglesia anglicana, la iglesia centroamericana, la iglesia metodista, la iglesia luterana, la iglesia episcopal, la iglesia nazarena, la iglesia pentecostal, etc.

Los bautistas no pueden ser clasificados de esa manera, porque no son una sola línea. El término “bautista” designa, en su uso básico, el hecho de que “rebautizan” a los que vienen de otros credos no evangélicos, o que siendo evangélicos, se han bautizado por aspersión, efusión o sin los requisitos de la autoridad delegada en la Biblia. En esencia, fue el bautismo en agua quien les dio fama en el nombre. No que practican otro bautismo, es que consideran erróneo cualquiera que no esté de acuerdo a las Escrituras, y no aceptarán como miembros de sus iglesias a quienes estén bautizados de manera extraña.

Los “bautistas” somos evangélicos, pero el término “evangélico” no se usa en su forma denominacional, sino como epíteto de su relación con el Evangelio de Jesucristo. Esto porque el mismo catolicismo reclama que son “evangélicos”, como expresa el Papa Pablo VI en su Exhortación Apostólica Evangélica Testificatio:

“El testimonio evangélico de la vida religiosa manifiesta claramente a los ojos de los hombres la supremacía del amor de Dios con tal fuerza, que debemos dar gracias por ello al Espíritu Santo. Con toda sencillez, como ya lo hizo nuestro venerado predecesor Juan XXIII en vísperas del Concilio, quisiéramos deciros qué esperanza suscita en nosotros, como también en todos los Pastores y fieles de la Iglesia, la generosidad espiritual de aquellos —hombres y mujeres— que han consagrado la propia vida al Señor en el espíritu y en la práctica de los consejos evangélicos. Deseamos asimismo ayudaros a continuar vuestro camino de seguidores de Cristo siendo fieles a las enseñanzas conciliares”1

Por esta razón es común que los bautistas no reciban tan bien el término “evangélico”, porque regularmente se usa por todos en su sentido denominacional, y no bíblico.

Volviendo al asunto del nombre, creemos que el primero en usar este nombre fue “Juan el Bautista”. Muchos rechazan que sea un nombre, aduciendo que es un adjetivo calificativo en el griego el uso de “bautista”. Pero no es un adjetivo, es claramente un sustantivo nominativo, exactamente como el sustantivo “Juan”.

En esta línea, es Jesús quien le da a Juan el Nombre de “bautista”, a su mejor amigo, cuando le llama así en Mateo 11:11, incluso refiriéndose a él como “el mayor” de los que nacen de mujer. No era para menos, porque Juan el Bautista es el amigo del Novio (Juan 3:29). Es la primera vez que se usa el término “bautista” como nombre, aplicado a una persona. En la Biblia solamente Juan lleva el nombre de “bautista”.

Pero históricamente, debido a la práctica de las iglesias del Señor en los primero siglos del cristianismo, en efectuar el bautismo por inmersión como Juan, los creyentes fueron llamados “anabautistas” ya en el siglo quinto ya hay evidencia de que eran jusgados y perseguidos (Código de Justiniano (Título VI), una actividad que ha prevalecido entre católicos y protestantes contra los bautistas. Pero debido al espacio, es recomendable una lectura del libro “El Rastro de la Sangre”, del Dr. J. M. Pendleton.

Ahora bien, la diferencia entre los evangélicos protestantes y los evangélicos bautistas, recae sobre los distintivos bautistas que son significativos, porque definen a los verdaderos bautistas, y excluyen a todos los demás que, aunque usan el término “bautista”, no son realmente bautistas. Estos son los distintivos de los bautistas que los identifican, los separan de otros “bautistas” y de los otros “evangélicos”, porque ellos siempre permanecen fieles a estos principios:

  1. El Señorío de Jesucristo. Solamente a Él se le debe obediencia.
  2. La Biblia como la única autoridad escrita para la fe y la práctica. La Reina-Valera es la Palabra de Dios.
  3. La suficiencia del alma. En esencia se refiere a la libertad y habilidad que Dios les da a las personas de modo que puedan conocer y responder a la voluntad de Dios. Los bautistas creen que Dios les da a las personas la suficiencia—o sea, la capacidad—para elegir. Los seres humanos no son títeres ni máquinas.
  4. La salvación del pecado y de la muerte eterna al perdón y vida eterna solo por fe en Jesucristo como Señor y Salvador quien es el regalo de gracia de Dios. Creen en la salvación eterna.
  5. El sacerdocio del creyente y de todos los creyentes en Cristo. Ninguno es superior, y se respetan las funciones. El pastor es uno más, y no un superior sobre la iglesia.
  6. El bautismo por inmersión del creyente. Siempre bajo la autoridad correcta.
  7. El bautismo y la Santa Cena como maravillosamente simbólicos, pero no esenciales para la salvación. Y la Cena es totalmente cerrada a la iglesia local.
  8. La membresía en la iglesia compuesta solamente de personas que han nacido de nuevo. No es una membresía legal o jurica.
  9. La iglesia local, visible y cuerpo de Cristo. No cree en la iglesia universal.
  10. La libertad de religión y su corolario, la separación de la iglesia y el estado.
  11. El Pacto Bautista. Solamente los verdaderos bautistas tienen en su oficina, en su casa y donde quiera van su pacto, firmado y defendido, fielmente conservado.

Y subsecuente a estas creencias, están ciertas prácticas o sistemas de gobierno que son parte de la “identidad bautista”:

  1. El gobierno eclesiástico congregacional bajo el Señorío de Cristo. Todos los Asuntos los decide la congregación, no una junta, concilio o grupo de personas sobre el grueso de la congregación.
  2. El culto bautista. Formal, fundamental, conservador.
  3. La autonomía de las iglesias. No hay ninguna iglesia sobre otra.
  4. La cooperación voluntaria para varias causas. No se exige u obliga a nadie.

Estrechamente ligados a estas creencias y prácticas hay unos énfasis ministeriales que la mayoría de los bautistas practican y promueven:

  1. El evangelismo.
  2. Las misiones.
  3. La educación cristiana.
  4. El ministerio.
  5. La compasión social.

Los bautistas landmark se han organizado en diversas maneras cooperativas más allá de congregaciones locales, siempre respetando y defendiendo la independencia de las iglesias.

Los bautistas también han establecido numerosas instituciones para la educación, las misiones, y el cuidado de los niños, los ancianos y los enfermos. El ingrediente común en todos estos esfuerzos es la cooperación voluntaria.

Los bautistas landmark no están dependiendo de una iglesia “madre”, ni de un misionero, ni de un pastor, ni de una asociación, ni del gobierno, ni de federaciones; mantienen compañerismos voluntarios, siempre manteniendo la independencia de cada iglesia, y su soberanía en asuntos propios. Pero no es soberana en las doctrinas y prácticas cristianas.

1 (https://w2.vatican.va/content/paul-vi/es/apost_exhortations/documents/hf_p-vi_exh_19710629_evangelica-testificatio.html).

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