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¿Debemos guardar el sábado?

¿Enseña Éxodo 20:8 que el cristiano debe guardar el sábado?

“Acordarte has del día del reposo, para santificarlo”. Éxodo 20:8.

Los cristianos no están obligados a observar el sábado o un día de descanso semanal. Ellos están bajo “la ley del Cristo”, una ley que no obliga a guardar el sábado (Gálatas 6:2; Colosenses 2:16, 17). ¿Cómo lo sabemos? Primero, entendiendo qué es el sábado o Sabbat judío: La palabra sábado proviene de un término hebreo que significa “descansar, cesar”. Esta palabra aparece por primera vez en la Biblia en los mandamientos que se dieron a la antigua nación de Israel (Éxodo 16:23). Por ejemplo, el cuarto de los Diez Mandamientos decía: “Acordarte has del día del sábado, para santificarlo. Seis días trabajarás, y harás toda tu obra; Mas el séptimo día será sábado a Jehová tu Dios; no hagas obra ninguna, tú; ni tu hijo, ni tu hija; ni tu siervo, ni tu criada; ni tu bestia, ni tu extranjero, que está dentro de tus puertas” (Éxodo 20:8-10). El día semanal de descanso empezaba al ponerse el Sol el viernes y terminaba al ponerse el Sol el sábado. Ese día nadie podía salir de su ciudad, encender un fuego, recoger leña o llevar alguna carga (Éxodo 16:29; 35:3; Números 15:32-36; Jeremías 17:21). Si alguien no guardaba el sábado, se le castigaba con la muerte (Éxodo 31:15). También se consideraban sábados otros días del calendario judío, el año séptimo y el año quincuagésimo, es decir, el cincuenta. En estos años sabáticos, no se podía cultivar la tierra y los israelitas quedaban libres de deudas (Levítico 16:29-31; 23:6, 7, 32; 25:4, 11-14; Deuteronomio 15:1-3).

Ahora, los cristianos no están obligados a observar el sábado. Solo tenían que guardar el sábado las personas que estaban obligadas a cumplir con todo lo que incluía la ley de Dios dada a Moisés (Deuteronomio 5:2, 3; Ezequiel 20:10-12). El período de la Ley de Moisés acabó con la venida de Jesucristo (Juan 1:18), y gracias al sacrificio de Jesús, la iglesia ni ningún cristiano está obligado a cumplir la Ley de Moisés, que incluye los Diez Mandamientos (Romanos 7:6, 7; 10:4; Gálatas 3:24, 25; Efesios 2:15). En vez de estar bajo la Ley de Moisés, los cristianos están sujetos a una ley superior, la de Cristo (Romanos 13:9, 10; Hebreos 8:13).

A)Algunos conceptos erróneos sobre la ley del sábado.

Algunos creen que Dios mandó que se observara el sábado cuando descansó al séptimo día. Pero la Escritura realmente dice otra cosa: “Y bendijo Dios al día séptimo, y lo santificó, porque en él reposó de toda su obra que Dios había creado y hecho” (Génesis 2:3, RVG). Si observamos detenidamente, este versículo no contiene una ley para los hombres, solamente explica lo que Dios hizo en el séptimo día. La Biblia no dice en ningún lugar que los siervos de Dios observaran el sábado antes del tiempo de Moisés.

Otros creen que antes de recibir la ley de Moisés, los israelitas ya guardaban el sábado. La verdad es que Moisés dijo a los israelitas: “Jehová nuestro Dios celebró un pacto con nosotros en Horeb”, la región montañosa donde se encuentra el monte Sinaí. Este pacto incluía la ley del sábado (Deuteronomio 5:2, 12). Varias situaciones que se presentaron con relación al sábado demostraron que para los israelitas esa ley era totalmente nueva. Por ejemplo, si los israelitas hubieran observado la ley del sábado mientras estuvieron en Egipto, ¿por qué les habría dicho Dios que guardar el sábado les serviría para recordar que fueron liberados de Egipto? (Deuteronomio 5:15.) ¿Por qué se les tuvo que decir que no podían recoger maná en el séptimo día? (Éxodo 16:25-30.) Y, en el primer caso que se menciona en la Biblia de alguien que no cumplió la ley del sábado, ¿por qué no sabía el pueblo qué hacer con esa persona? (Números 15:32-36.)

También están los que creen que la ley del sábado es un pacto perpetuo, y que por eso todavía hay que guardar un día de descanso semanal. Aunque la Biblia dicen que el sábado es “un pacto perpetuo” (Éxodo 31:16), se refiere principalmente y exclusivamente a la nación de Israel; es decir, el guardar el sábado era perpetuo en tanto que la nación judía permaneciera en la Ley de Moisés de forma correcta. Esto lo sabemos porque se usa el mismo sentido de perpetuidad en relación al sacerdocio aarónico (Éxodo 40:15; Hebreos 7:11, 12).

También están los que dicen que Jesús guardó el sábado y, por ello, los cristianos también tienen que hacerlo. Jesús observó la ley del sábado porque estaba bajo la Ley de Moisés (Gálatas 4:4), es decir, Él vino a cumplir cabalmente esa ley, Su Ley. Cuando Jesús murió, dicha Ley —que incluía el mandato de observar el sábado— fue observada tan fielmente, que se completó y ahora al creer en Él se satisface la justicia de Dios en relación a esta Ley (Colosenses 2:13, 14). Debe notarse que durante el ministerio terrenal, la Ley ya no era vigente para nadie más; y Jesús incluso cambió o modificó algunos aspectos de la Ley de Moisés.

Quizá también se puede decir que el apóstol Pablo continuó guardando el sábado después de que se hizo cristiano. Aunque Pablo entró en las sinagogas en sábado, no era para observar el sábado con los judíos (Hechos 13:14; 17:1-3; 18:4). Lo hizo para predicar allí las buenas nuevas, pues, según la costumbre de aquel tiempo, los judíos podían pedir a los visitantes que dirigieran unas palabras a los que estuvieran presentes (Hechos 13:15, 32). El apóstol Pablo predicaba “todos los días”, no solo los sábados (Hechos 17:17), siguiendo el primer ejemplo, de que el mensaje del Reino era para los judíos, pero al ser rechazado, Pablo entonces va a los gentiles (Hechos 18:6).

Están también quienes creen que el día de descanso semanal para los cristianos es el domingo. La Biblia jamás dice que los cristianos tienen que dedicar el domingo (el primer día de la semana en el calendario judío) a descansar y a adorar a Dios. Para los primeros cristianos, el domingo era un día para mantener comunión y recordar la muerte de Cristo, pero no era una ley. Pero, ¿qué ocurre con los relatos de la Biblia que parecen indicar que el domingo era un día especial? Según las Escrituras, la celebración de la Cena del Señor, o “partir el pan”, era celebrada cada domingo (Hechos 20:7). También existía el mandamiento de que las congregaciones apartaran cierta cantidad de dinero el “primer día de la semana” para ayudar a los necesitados. Esta instrucción era una simple práctica para preservar el principio del diezmo de Abraham. Estas donaciones se guardaban fuera de la iglesia, y era administrado por una congregación (1 Corintios 16:1, 2).

Según Romanos 14:5, el guardar un día completo no es pecado, pero tampoco lo es no hacerlo. El domingo se reúne el creyente para celebrar la muerte de Cristo, y adorarlo como iglesia. Aunque no hay un mandamiento para guardar el domingo, si lo hay para no abandonar nuestra congregación (Hebreos 10:25).

B)El Sábado y el Día del Señor

La palabra “Sábado” viene de una palabra hebrea que significa “cesar, detener, desistir, llegar al final, descansar.” El significado básico de este verbo está ilustrado en pasajes como Génesis 8:22 (las estaciones y el ciclo día/noche no tienen sábado); Jeremías 31:36 (“cesar”); y Job 32:1 (estos hombres dieron un descanso a sus labios).

Basada en esta definición de la palabra, el día sábado era un “día de cesar de trabajar”. Era un día en que el pueblo de Dios debía cesar y parar. Debían cesar su rutina diaria normal. Es importante que el pueblo de Dios tenga un descanso en sus actividades y una interrupción en su programa de trabajo diario. El sábado hacía posible esa pausa, tan necesaria para el buen funcionamiento físico de las personas.

En el Día Sábado el pueblo de Dios debía cesar y parar su trabajo para que pudieran pensar en Dios y recordar a su Dios redimiéndolos. De acuerdo con Éxodo 20:8-11, ellos debían detenerse y recordar a su Creador. Debían darse cuenta de que todo lo que tenían (incluso el aire que respiraban y la fuerza para trabajar) provenía de su Dios-Creador (comparar 1ª Corintios 4:7), y que sin Él no tendrían nada. Ellos debían reposar para que pudieran reverenciar a su Creador. De acuerdo con Deuteronomio 5:15, ellos debían detenerse y recordar a Dios como su Redentor. Debían recordar la terrible esclavitud en Egipto y la maravillosa liberación que Dios les procuró. Ellos debían reposar para que pudieran reverenciar a su Salvador.

1¿Cuál día de la semana era llamado “el sábado”?

En Génesis 1 y 2 se dice claramente que el séptimo día de la semana era el día sábado. En el Nuevo Testamento, la confirmación de esto se encuentra en Hebreos 4:4, “Porque en cierto lugar dijo así del séptimo día: Y reposó Dios de todas sus obras en el séptimo día”. De modo que el sábado (el séptimo día de la semana) era el día de descanso para el pueblo de Dios, Israel.

Un principio bíblico: El día sábado nunca ha sido cambiado por algún otro día. Algunos creen que el día sábado fue cambiado para el primer día de la semana (domingo). Pero esa es una invención; Dios nunca cambió el sábado al domingo.

Según Génesis 2:1-3, dice que Dios, habiendo terminado Su obra de la creación, reposó el séptimo día (sábado) (ver Éxodo20:11). Debemos notar que, aunque Dios observó el sábado, en Génesis 2 no se dio mandamiento al hombre para observar el sábado. De hecho, en todo el libro de Génesis no hay registro alguno de que el hombre observara el sábado. Tampoco hay ninguna indicación de que Abraham, Isaac, Jacob o José observaran el sábado. Job vivió durante o alrededor del período patriarcal y, aunque leemos que él ofrecía sacrificios, no hay ninguna mención de que observara el sábado. Después del diluvio Dios dio a Noé y a sus hijos algunos mandamientos claves (Génesis 9), pero nada se dice acerca de observar el sábado.

No hay ningún registro de que algún hombre observara el sábado hasta los días de Moisés. Toda afirmación de que el sábado se guardaba antes de la ley son invenciones y no deducciones serias de la Escritura. La primera anotación de alguna clase de observancia del sábado se encuentra en Éxodo 16. Esta instrucción en cuanto a recolectar el maná se dio antes de se diera la ley en el Monte Sinaí. Dios estaba preparando a Su pueblo para el mandamiento del sábado que pronto les daría. Los primeros “quebrantadores del sábado” se encuentran en Éxodo 16:27-28, y nunca antes de ese pasaje.

Él sábado era una señal entre Dios y la nación de Israel (Éxodo 31:13). Era un día apartado para recordarles que ellos eran una nación apartada. Era un perpetuo recuerdo para Israel de su separación para Dios. Los gentiles (las demás naciones) no observaban el sábado.

El castigo por quebrantar la ley del sábado era la muerte (Éxodo 31:14; 35:2). En Números 15:32-36 hay un relato de un hombre que fue apedreado por quebrantar el sábado (cf. Éxodo 35:2-3). La tierra debía observar el sábado. La tierra debía ser trabajada durante seis años y debía reposar el séptimo año (Levítico 25:1-7). Dios proveería para Su pueblo obediente (Levítico 25:18-22). Sin embargo, el pueblo de Israel no obedeció esta ley y no dio descanso a la tierra durante esos años sabáticos. El juicio de Dios contra Su pueblo involucró los setenta años de cautividad en Babilonia. Durante estos setenta años Dios dio reposo a la tierra para compensarla por todo el tiempo en que Israel falló en observar el reposo del año sabático.

El Señor hizo cumplir Su sábado sobre la tierra. Dios se preocupó de que la tierra tuviera su reposo (Levítico 16:32-35; 2º Crónicas 36:20-21). “Al causar que la tierra permaneciera sin cultivarse durante setenta años, Dios dio a la tierra un tiempo de descanso y refrigerio, que sus habitantes no le habían dado mientras la poseyeron” (Keil-Delitzsch, Commentary on the Old Testament, ver 2º Crónicas 36:21).

Había algunos días “sábados” festivos en conexión con las fiestas de Israel (ver Levítico 23:7, 8, 21, 25, 28, 30-32,etc). En la mayoría de estos días “sin trabajar” no debía realizarse ningún tipo de actividad ocupacional. La ordenanza para el día del perdón era aún más restrictiva: estaban prohibidas incluso las tareas domésticas menores (versículos 28-32). La profecía revela que en el futuro se observará el sábado durante la tribulación (Mateo 24:20) y también durante la edad del reino (Isaías 66:23).

En los evangelios, la palabra “sábado” se encuentra 50 veces. En el libro de los Hechos se encuentra 9 veces. En las epístolas (Romanos hasta Apocalipsis) esta palabra se encuentra una sola vez (Colosenses 2:16). Es digno de notarse que cada vez que se repiten los diez mandamientos en el Nuevo Testamento (por ej. Mateo 19:18-19; Romanos 13:9, etc.) como ejemplo de vida, nunca se incluye en el listado el mandamiento del sábado.

En los Evangelios, el Señor Jesucristo acudía a la Sinagoga el día sábado (Lucas 4:16; 13:10), tal como lo siguió haciendo Pablo el Apóstol (Hechos 17:2). Pablo afirma que Jesucristo estaba “bajo la ley”, en Gálatas 4:4. Este pasaje, al leerlo adecuadamente, entendemos que Cristo se hizo “súbdito a la ley” de forma voluntaria, no impuesta como a los humanos de la era de la Ley. Por eso dice que fue “hecho”, por beneplácito del Padre y por su propia voluntad libre, “súbdito a la ley”, para cumplirla por nosotros perfectamente, en sus aspectos ceremonial y moral, como el Hombre Representativo, y para sufrir y agotar la plena penalidad de toda nuestra raza por la violación de la ley. Esto se ve en la práctica de su circuncisión y su presentación en el Templo (Lc. 2:21-22, 27; cf. Mat. 5:17), claramente contrastado con su bautismo por Juan, cuando dijo en Mateo 3:15): “Así nos conviene cumplir toda justicia”.

Si hubiera estado sujeto a la ley como nosotros, no se hubiera bautizado por Juan, ni habría instituido la Cena antes de su muerte en la cruz. En Mateo 17:24-27, Jesús deja claro que el pago de las dos dracmas del Templo no le correspondían, pues, Él estaba exento al ser hijo del Rey que pedía la cuota; pero la dio “para no ofenderlos”. Jesús se sujetó a la ley para “que redimiese a los que estaban debajo de la ley” (Gál. 4:5). Primeramente a los judíos; mas como éstos eran el representante de todo el mundo, los gentiles también están incluídos en la redención (cap. 3:13). La frase “a fin de que recibiésemos la adopción”, en el griego da a entender la conveniencia de la cosa como hacía tiempo había sido predestinado por Dios. Para que lo “recibiésemos como algo predestinado y esperado” (Lc. 23:41; 2ª Jn. 1:8). En esto Dios hace de los hijos de los hombres hijos de Dios; asimismo como hizo del Hijo de Dios el Hijo del hombre.

2El Día Sábado debía ser una bendición para el hombre.

El sábado era un día especial que Dios había dado a Su pueblo para que pudieran parar y recordar a su Creador y Redentor y meditar en su relación con Él. Sin embargo, los líderes religiosos judíos habían agregado tantas restricciones al sábado, que ese día había llegado a ser una gran carga en vez de una gran bendición (ver Marcos 2:23-28 y comparar con Juan 5:8-10,16). Esta es la condición a la cual había degenerado el Sábado en los días del ministerio terrenal de nuestro Señor y por eso el Señor Jesucristo, “el Señor del Sábado”, estuvo envuelto en tantas controversias en cuanto al sábado durante Su ministerio público. En el libro de los Hechos el sábado no está establecido como el día cristiano de adoración, sino era aprovechado como un día de evangelización (ver Hechos 13:14-16, 13:42; 16:13; 17:2; 18:4), siguiendo el ejemplo de Jesús de acudir los sábados para predicar. Para Pablo y los demás evangelistas cristianos el sábado era realmente un día de trabajo, porque estaban ocupados en ganar almas.

El sábado es de Israel y para Israel. Los cristianos no debemos buscar un día de cambio o un día de descanso. El sábado seguirá siendo el sábado de la antigua creación. La observancia del sábado fue anulada y por tanto nadie debería guardarlo.

3¿En cuál día se reunían los cristianos?

Se reunían el primer día de la Semana para adorar y celebrar la Cena del Señor (Hechos 20:6-7). Pablo se quedó siete días para poder estar con los creyentes el domingo (ver v.6). Nótese lo que tuvo lugar ese día: los discípulos se reunieron, partieron el pan (Cena del Señor), oyeron predicar la Palabra de Dios: ¡Era un culto Bautista!

Se reunían el primer día de la semana para la ofrenda de los santos (1ª Corintios 16:1-2). Pablo pidió que se recogiera una ofrenda especial para los santos pobres de Jerusalén en el primer día de la semana, que era el domingo. ¿Por escogió Pablo ese día? Porque ese era el día en que se reunían usualmente los creyentes para celebrar el culto. Solo hay un versículo en el Nuevo Testamento que se refiere al domingo como al “Día del Señor, como ya vimos: Apocalipsis 1:10. Fue un día domingo cuando Dios dio a Juan esta gran visión. Aquí “día del Señor” no es sábado ni es el “Día del Señor profético” mencionado en Isaías 13:6,9; y 1ª Tesalonicenses 5:2). Ya vimos que el día del Señor profético sucederá que sucede después de la edad de la iglesia. La visión que tuvo Juan en Apocalipsis capítulos 1-3 pertenece a la era de la iglesia.

El Señor Jesucristo resucitó de los muertos muy temprano en el primer día de la semana (domingo, Marcos 16:9 y comparar con Lucas 24:1). Hay algunos falsos (como Herbert Armstrong, líder de una secta), que dicen que Cristo resucitó el sábado y no el domingo. Algunos adventistas enseñan esto, aunque no los que son “originales”. Pero la Biblia enseña que Cristo resucitó el tercer día (1 Co. 15:3-4; Lucas 24:7). De acuerdo con Lucas 24:21, los dos discípulos con quienes caminó Jesús rumbo a Emaús, consideraban que el domingo (incluso el domingo en la tarde) era “el tercer día desde que estas cosas hubieron acontecido” (comparar con el v. 1). Si Cristo resucitó el tercer día, y si el domingo era considerado el tercer día, entonces Él tiene que haber resucitado el domingo, el primer día de la semana, no el sábado. Comenzando con ese primer domingo de resurrección, el Señor Jesús parece que “entrenó” a Sus discípulos a reunirse el primer día de la semana. El primer domingo de resurrección el Señor se apareció al grupo de los discípulos, pero Tomás se perdió este “servicio del domingo en la tarde” (Juan 20:19-23).

De acuerdo con el método judío de computar el tiempo (método inclusivo), el Señor se apareció a los discípulos exactamente una semana después (v.26- “8 días después”). En este domingo Tomás estaba presente (vs. 26-29). También fue un día domingo cuando vino el Espíritu Santo y bautizó a la iglesia (ver Hechos capítulo 2 y comparar con Levítico 23:15-16). Exactamente siete semanas después de la resurrección del Señor, era el día de Pentecostés o día 50 (Pentecostés significa “quincuagésimo” o “de 50”.) Los discípulos estaban adquiriendo el hábito de reunirse el primer día de la semana celebrando el día en que Cristo se levantó victoriosamente de los muertos.

El Día del Señor, el domingo, se ve proféticamente en el Salmo 118:22-24; comparar con Hechos 4:10-12). La frase: “Este es el día que hizo Jehová”, se refiere al día en que Dios hizo algo maravilloso levantando a Su Hijo de los muertos, el día Domingo. La Piedra desechada (cf. Juan 1:11) fue hecha Cabeza del Ángulo en el domingo. El “día del Señor” o Domingo debería ser un día de mucha alegría y gozo (Salmo 118:24). Es un día para que los creyentes se reúnan para adorar, para el partimiento del pan, para recordar a nuestro Señor y lo que Él hizo por nosotros (1ª Cor. 11:25-26), para recoger las dádivas y ofrendas (1 Co. 16:1-2), para predicar la Palabra de Dios (Hechos 20:6-7), etc.

No hay ningún versículo en la Biblia que mande que los creyentes adoren el primer día de la semana, y mucho menos que ordene que se guarde el sábado. Los Bautistas no nos reunimos en Domingo como si fuera un mandamiento. Lo hacemos simplemente porque ha sido una práctica de las iglesias de Cristo desde sus comienzos, para recordar la resurrección de Jesucristo de los muertos. El domingo no es el “sábado cristiano.” El primer día de la semana nunca se refiere al sábado, ni lo vemos como un sábado, como hacen los Bautistas Reformados. Muchos se refieren al domingo como al sábado, pero eso no es bíblicamente correcto.

Hay un sábado de descanso para el pueblo de Dios (Hebreos 4:9), pero este sábado de reposo no es para el sábado ni para el domingo, sino para el alma, un estado de reposo permanente en toda la existencia por la salvación.

En cierto sentido cada día de la semana es el día del Señor. No hemos de servir al Señor un día cada siete días. Debemos servir al Señor los siete días de la semana. Es en este sentido que el Nuevo Testamento enseña que todos los días son iguales (Romanos 14:5).

4¿Deben observar el sábado los creyentes de hoy?

La respuesta es ¡NO! No guardamos el sábado semanal, sino el sábado de reposo para el pueblo de Dios hoy (Hebreos 4:9), que es espiritual. Los creyentes en Cristo deben reposar y dejar de hacer sus propias obras (Hebreos 4:10) para que Dios pueda obrar en y por medio de ellos (Filipenses 2:13; Hebreos 13:21). Esta “vida de fe y descanso” debe ser la porción diaria de cada creyente. Entremos en este reposo. Que la incredulidad no sea un obstáculo.

5¿En qué día debemos descansar como creyentes?

Nótese el énfasis que en Hebreos 3 y 4 tiene la palabra “hoy” (ver Hebreos 3:7, 13, 15; 4:7). ¿Cuándo debemos descansar? Debemos reposar “HOY” (hoy y cada día). Hay un sábado de reposo para el pueblo de Dios y hemos de entrar en ese reposo HOY y cada día, los siete días de la semana.

El reposo de Hebreos 4:1-11 no se refiere al reposo en que entra el creyente cuando muere, como tantos comentaristas enseñan. La tierra prometida no es un cuadro del cielo, como sugieren las palabras de muchos himnos. Josué y Caleb entraron en un país lleno de enemigos. Ellos entraron por su fe en un Dios que obraría a favor de ellos (ver Éxodo 14:14-“El Señor peleará por vosotros” y Números 14:19-“Con nosotros está el Señor”). Si el “descanso” de Hebreos 4:11 se refiere al cielo, entonces este versículo sería un mandato de cometer suicidio. La persona que entra en el reposo de Dios es la persona que reposa de sus propias obras (Hebreos 4:10), se apropia con fe de las promesas de Dios (Hebreos 4:2), y da libertad a Dios para manifestar y realizar Su vida (Hebreos 13:20-21).

De acuerdo con Colosenses 2:16-17, el sábado que fue dado bajo la ley en el Antiguo Testamento debía significar un cuadro de un sábado más prominente. No era sino una sombra que encontraría sustancia y cumplimiento en la persona de Jesucristo. El siguiente listado puede ser de ayuda para ilustrar cómo el sábado del Antiguo Testamento anuncia e ilustra un sábado mayor, por lo que el sábado del AT es una sombra que ya no tiene valor:

El Sábado Bajo la Ley indicaba que el creyente debía descansar el séptimo día (Éxodo 29:8-10), porque la obra de la creación de Dios duró seis días (Éxodo 20:11). Después de terminar la obra de la creación, Dios reposó (Génesis 2:1-3), y el guardar el sábado semanal era una forma de identificar al Creador. Por eso, el creyente del Antiguo Testamento debía dejar de trabajar el día sábado (Éxodo 20:10) y no hacer nada ese día.

El Sábado Bajo la Gracia no existe, ni debe ser guardado. El creyente debe descansar siete días a la semana, es decir, “Hoy”, cada día (Hebreos 4:1-11), porque su descanso es Cristo. La obra de la nueva creación de Dios (redención) duró aproximadamente seis horas—el tiempo que Cristo estuvo en la cruz (ver Marcos 15:25; 33-37). Una vez terminada la obra de la redención, Cristo reposó y “se sentó” (Juan 19:30; Hebreos 1:3) Nótese el contraste con los sacerdotes en el Tabernáculo que nunca podían sentarse, porque su obra nunca terminaba (Hebreos 10:11-12). El creyente del Nuevo Testamento debe dejar de obrar y debe reposar de sus propias obras cada día de la semana (Hebreos 4:1-11). Es una vida de fe y descanso basado en la obra acabada de Cristo en el poder de Dios el Espíritu Santo, y nada tiene que ver con un día semanal.

Así, vemos que el creyente del Antiguo Testamento debía dejar de trabajar el día sábado (Éxodo 20:10), mientras que el creyente del Nuevo Testamento debe dejar de obrar y debe reposar de sus propias obras cada día de la semana (Hebreos 4:1-11). Es una vida de fe y descanso basado en la obra acabada de Cristo en el poder de Dios el Espíritu Santo. Guardar el sábado es judaizar.

El día sábado de reposo para el pueblo de Dios hoy es la salvación en Jesucristo. ¿Lo estás observando? ¿Estás entrando en él por fe? ¿Hebreos 13:20-21 es verdad en cuanto a ti? ¿Estás reposando y disfrutando de la maravillosa y beneficiosa y santa obra de Dios en tu vida hoy?

Esto no significa que el creyente puede trabajar físicamente todos los días. Al igual que los alimentos de la Ley enseñan al hombre a comer bien, el día de sábado nos enseña a descansar. Los cristianos deben asistir al culto dominical, y procurar estar con la iglesia siempre. Pero no es pecado trabajar el domingo. Tampoco es pecado sacar un día de descanso físico para recrearse y pasar tiempo con la familia.

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